EL ARTE CAMINO HACIA DIOS

EL ARTE CAMINO HACIA DIOS

El arte puede facilitar el encuentro del hombre con Dios. Desde esta convicción, Benedicto XVI ha invitado, en repetidas ocasiones, a reflexionar sobre el sentido de la belleza. Lo hizo por dos veces el pasado 31 de agosto: en una vibrante intervención, durante la Audiencia general, y tras un concierto que le ofreció en Castelgandolfo el ex Director del Coro de la Capilla Sixtina, el cardenal Domenico Bartolucci.



la piedad del vaticano miguel angel
Resultado de imagen de la piedad de miguel angel

Esta obra es de bulto redondo, lo que significa que se puede ver desde todos los ángulos, pero el punto de vistapreferente es el frontal.
La Virgen María, joven, bella y piadosa, cuyas vestiduras se expanden con numerosos pliegues, sostiene a Cristomuerto y que, intencionadamente, aparenta mayor edad que la madre, en una composición triangular sosegada y llena de ternura. La juventud de la Virgen María es muestra del idealismo renacentista: se trata de representar el ideal de belleza y juventud, una madre eternamente joven y bella.
Vasari dijo de ella: «es una obra a la que ningún artífice excelente podrá añadir nada en dibujo, ni en gracia, ni, por mucho que se fatiguen, en fortaleza, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol».
La obra fue encargada por el cardenal de Saint Denis, Jean Bilhères de Lagraulas o de Villiers, benedictino, embajador del monarca francés ante la Santa Sede, al que el autor conoció en Roma. El contrato entre el artista se firmó el 26 de agosto de 1498, y en él se estipulaba, además del pago de 450 ducados de oro, que habría de estar terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la obra maestra ya estaba terminada, cuando el cardenal había muerto unos días antes, por lo que su primer emplazamiento fue sobre la propia tumba del prelado en la Capilla de Santa Petronila del Vaticano. La Piedad fue trasladada entre el año 1749 y 1750 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro, la primera capilla a la derecha.
Fue la primera vez que el artista aborda este tema iconográfico, luego repetido a lo largo de su vida con diversos tratamientos, que ponen de manifiesto su evolución artística y espiritual. La última de esta serie de Piedades sería la denominada Piedad Rondanini, que dejó inacabada al caer enfermo y morir, y cuyo patetismo, que anticipa el barroco, nada tiene que ver con la serenidad clásicamente renacentista de esta obra de juventud.
El artista contaba entonces veinticuatro años; había trabajado los dos últimos años en la realización de las figuras de la Virgen con el cuerpo de Cristo en las rodillas y el pulimentado de todos los detalles. Miguel Ángel comenzó por escoger personalmente en las canteras de los Alpes Apuanosde la Toscana el bloque de mármol más apropiado, sobre el que después no haría más que seguir los impulsos de su arte como escultor, es decir, como refiere Vasari, quitando toda la materia pétrea sobrante del bloque hasta conseguir la forma pensada, pues para Miguel Ángel en el interior de un bloque de mármol está contenida toda la Naturaleza; el artista ve con los ojos del intelecto las formas encerradas en la piedra, en este caso el dolor de una madre que tiene sobre sus rodillas a un hijo asesinado; lo demás es cuestión de técnica y paciencia hasta descubrir las formas concretas.


En varias oportunidades, he recordado la necesidad, para cada cristiano, de encontrar un tiempo para Dios, para la oración, en medio de las tantas ocupaciones de nuestras jornadas. El Señor mismo nos ofrece muchas ocasiones para que nos acordemos de Él. Hoy, quisiera detenerme brevemente sobre uno de estos canales, que pueden conducirnos a Dios y ayudarnos al encuentro con Él: es la vía de las expresiones artísticas, parte de aquella via pulchritudinis, camino de la belleza, que el hombre de hoy debería recuperar en su significado más profundo.
Quizás, algunas veces, les ha sucedido, ante una escultura, un cuadro, algunos versos de poesía, o una pieza musical, percibir en el alma una emoción íntima, una sensación de alegría. Es decir, percibir claramente que, ante vosotros, no había sólo materia, un pedazo de mármol o de bronce, una tela pintada, un conjunto de letras o un cúmulo de sonidos, sino algo más grande. Algo que habla, capaz de tocar el corazón, de comunicar un mensaje, de elevar el alma. Una obra de arte es el fruto de la capacidad creativa del ser humano, que se interroga ante la realidad visible, intenta descubrir su sentido profundo y comunicarlo a través del lenguaje de las formas, de los colores y de los sonidos. El arte es capaz de expresar y de hacer visible la necesidad del hombre de ir más allá de lo que ve, manifiesta la sed y la búsqueda de lo infinito. Aún más, es como una puerta abierta hacia lo infinito, hacia una belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano. Y una obra de arte puede abrir los ojos de la mente y del corazón, impulsarnos hacia lo alto.



Comentarios

Entradas populares